De nuevo para los listos llega la hora de esforzarse más, si cabe: sonreír al jefe, asentir ante cualquier opinión del jefe, complacer al jefe, reír las gracietas del jefe, repetir las frases del jefe, lamerle las botas y demás al jefe…
El jefe hace las listas para los listos. Cuanto más listo seas, más arriba en la lista estarás. Después solo hay que conseguir que el rebaño lo ratifique, pero esa es la parte más fácil: para eso están el dinero del Estado y la mercadotecnia.
Si, por el contrario, los ciudadanos eligieran directamente a sus diputados, a su alcalde, a sus concejales… en circunscripción uninominal, por mayoría absoluta y a doble vuelta de ser necesario, con mandato imperativo y revocable, entonces todos estos listos tendrían que ganarse el puesto con su sola valía y responder diariamente de sus acciones en él ante sus electores.
Incluso podrían tener problemillas…
Es la única representación política posible: la que proviene del Derecho; la que faculta para actuar en nombre de otros; la que obliga a responder de las acciones para las que uno ha sido apoderado.
Demasiado compromiso; demasiado riesgo.
Mejor sonreír, asentir, lamer y cobrar.
Listos.