Para acabar con la libertad

Transcripción de las palabras de Federico Jiménez Losantos al comienzo de su programa Es la mañana de Federico del día 2020-10-05:

Hay países que han destruido su clase media machacándola a impuestos, y hay países, como España, que crearon la clase media precisamente porque no había impuestos directos. Eso es exactamente lo que sucedía en tiempos de Franco. Como se enteren los jóvenes, sobre todo los que no estén pervertidos por este rojerío cretinoide de las televisiones, de que en tiempos de Franco el Estado tenía superávit y todos los impuestos eran indirectos, de manera que lo que ganabas era tuyo, siempre que no hubieras robado, bueno, bueno, bueno… empezarán a añorar aquellos tiempos del cuplé… y con razón.

Pero la cosa fue rodando, rodando, rodando, y el mecanismo fiscal en España no es un mecanismo de recaudación; es un mecanismo en parte de recaudación, pero en su mayor parte de castigo a grupos sociales a los que se pretende castigar. Porque, ¿por qué machacan a la clase media? Porque le gusta a los socialistas, que no se basan nunca en la clase media. Los socialistas están en la clase alta y en la baja, si es posible en el parado, en la economía sumergida, etcétera. Pero la clase media, la clase media más moderna, más urbana, más… con más iniciativa, esa no vota socialista y menos a los comunistas, salvo que haya algún idiota que vote a Podemos. Serán minoría. Por interés la clase media, sobre todo los que vienen de las zonas más humildes, vota a la derecha, que les baja los impuestos, que les permite tener su dinero en su bolsillo.

Pues bien, el gobierno social-comunista, comunista, aunque dirigido por un sicópata socialista, ha encontrado la forma de acabar con las dos «bichas», con los dos monstruos, con las dos cosas que más odia el comunismo en España, en general en todo el mundo, pero en España en particular: la educación privada y la sanidad privada. La semana pasada dejaron caer, así, el clásico, típico globo sonda de los gobiernos de izquierda, que podían subir el IVA al 21%. Eso, según todos los que conocen la educación privada, significa el fin de la educación privada en un par de años. Habrá desaparecido. Y, a cambio, pues, la educación pública, que tal y como la han diseñado los comunistas será una caja de sastre o un cajón desastroso, donde realmente no habrá ni esfuerzo ni emulación, sino que además, como se aprueba sin estudiar, se puede pasar de curso sin ver las asignaturas, pues todos tendrán título universitario y ningún título valdrá absolutamente nada. Los españoles que se coloquen bien será porque habrán estudiado en el extranjero.

La enseñanza privada cumple dos papeles: primero, la Constitución, que dice que los padres podrán elegir el tipo de educación que quieren para sus hijos, es un derecho constitucional; pero tú puedes decir, si eres un comunista miserable o eres un socialista repugnante, puedes decir que no estás atacando la Constitución, que solamente estás subiendo los impuestos a un sector determinado en un momento muy difícil de la vida española.

Por supuesto, los mil asesores de Podemos y los diez mil del PSOE, esos no se pueden tocar; el gasto público de las autonomías, no se toca; el dinero público que se derrocha en infinidad de mamarrachadas, ese no se puede tocar. Pero resulta que la AIReF, que está para hacer informes y luego pasárselos por el arco de triunfo, ha llegado a una conclusión verdaderamente peregrina, que contó Libre Mercado la semana pasada (lo pueden encontrar todavía): resulta que la AIReF piensa que, entre lo que trinquen de la sanidad privada y de la educación privada subiéndole [el IVA] al 21% llegarían a recaudar unos 3000 millones. A cambio, lo público costaría 2200 millones más. Pero, naturalmente, eso es el análisis de un año. Cuando se cerrara la mitad de los centros privados de educación, la AIReF, o sea el fisco, recaudaría lo que ahora, recaudaría la mitad; y lo mismo en la sanidad privada. O sea, que ¿qué cálculos son estos de la AIReF? Los que le ha pedido el Gobierno, claro. «Es que podemos recaudar 3000 millones». No, el primer año podrás robar 3000 millones, el segundo solo podrás robar 1500 y el tercero ya no podrás robar nada porque, sencillamente, te habrás cargado la educación privada y, además, la sanidad privada.

La sanidad privada son además los laboratorios, son hospitales de gestión privada, e incluso públicos con gestión privada, que ha acreditado que es mejor que la pública, más que nada porque no mandan los sindicatos comunistas, que no es pequeña cosa. El mejor hospital de España, me parece que es tres años seguidos, es la Fundación Giménez Díaz, que es un hospital de gestión privada. Pero la mayoría. En Madrid, la mayoría. Hay públicos, privados y públicos de gestión privada. Y funcionan bien. ¿Por qué romper ese equilibrio?

En la educación […] hay mayoría de la pública; en las universidades, aplastante mayoría y pocas privadas. ¿Por qué destruir la privada? Porque la odian; y porque una parte de la enseñanza privada es religiosa, mejor dicho: tiene titularidad religiosa; luego, los profesores a lo mejor son de CC.OO..

Pero esta es una prueba de cómo, teniendo la ley en la mano y retorciendo el sentido de la Constitución, uno se puede cargar la Constitución sin necesidad de sacar los tanques a la calle. Hasta ahora, Celaá insultaba a los padres, decía que los hijos no eran suyos, que la enseñanza privada se diera por muerta, pero no había dado con la tecla. Mira por dónde, ha llegado un tecnócrata y ha dicho: «Hombre, súbeles el IVA y los hundes». Y desde luego que los hunde. Los hunde de verdad.

«¿Y la libertad?», dirán ustedes. ¿Qué libertad? ¿Para qué creen que se ha hecho el comunismo? Para acabar con la libertad.